Hoy me he vuelto a encontrar con ella en el metro. En la misma estación, en el mismo vagón, a la misma hora, sentada ante mi. Sus ojos están ocultos tras unas gafas de sol. Siento un cosquilleo de nerviosismo pero consigo controlarme. No es la primera vez que tengo esta alucinación; soy yo tal y como me imagina mi subconsciente en el futuro. Aunque esta vez la encuentro diferente; más nítida, más humana. El momento se acerca y noto como mi bello se pone de punta. Lentamente se quita las gafas y la última imagen que veo de ella antes de desaparecer son sus ojos completamente negros. Todo vuelve a la normalidad excepto por el sudor frío y los temblores que recorren mi cuerpo. De repente las luces se apagan y el vagón para bruscamente entre dos estaciones. Se activan las luces de emergencia aunque de poco sirven ya que sólo se pueden distinguir las formas de los pasajeros. Se oyen murmullos. Todos están tranquilos, acostumbrados a que todo se solucione rápida y eficazmente. Pasan los segundos y las luces siguen sin encenderse; el nerviosismo comienza a hacer mella en mis compañeros de viaje. Se oye el llanto de un niño. Algunos se han levantado de sus asientos e intentan abrir las puertas con los sistemas de emergencia. Consiguen abrir una de las puertas y varias personas se asoman para intentar averiguar que es lo que ha sucedido. Se oyen golpes extraños en el vagón de al lado. Un incauto decide salir del tren para acercarse por si necesitan ayuda y a los pocos segundos se oye un grito desgarrador. Los acontecimientos se precipitan; se oyen lloros, gritos, suplicas... Me levanto rápidamente y ,como si mi cuerpo ya no obedeciese mis ordenes, me escondo debajo del asiento mientras gruesas lágrimas empiezan a recorrer mi rostro. Estoy temblando y me siento cobarde por no saber encararme a lo que sea que esta sucediendo. De repente todo el jaleo acaba. Las luces se encienden casi en el acto. Lo primero que veo son mis pies manchados de sangre. Salgo rápidamente de mi refugio, sin pensar siquiera lo que puedo encontrarme, y observo horrorizada como todo el vagón se encuentra prácticamente vacío excepto por la sangre que lo cubre todo. Mi respiración se acelera y ando por el tren dando tumbos hasta que choco con algo. Se me ponen los pelos de punta mientras levanto lentamente la mirada para ver que me ha hecho parar. Es ella y tiene el rostro cubierto de sangre. Está llorando sangre. El tren se pone en marcha suavemente.
¡¿Qué esta pasando?! - grito horrorizada -.
Estas muerta – su voz suena metalizada, apenas un murmullo. Me tengo que inclinar hacia ella para oír mejor -. Han venido a buscarte por mi culpa.
¿A qué te refieres?
Ya estás maldita. No podrás despertar de la pesadilla...
Las luces del tren parpadean. Mira de un lado a otro nerviosa.
Ya vienen – me mira con tristeza -. Lo siento.
De repente su imagen se disuelve mientras mis piernas dejan de responder y caigo pesadamente al suelo. Oigo pasos que se aproximan a mi pero no soy capaz de ver nada más allá de la altura de mi rostro. Hasta que unos pies se detienen a pocos centímetros de mi cara. De repente noto como alguien me levanta del suelo y me encuentro ante un hombre con el rostro cubierto excepto por sus ojos, también negros como la noche.
¿Porque lloras? - su voz suena despectiva. A mis espaldas se oyen risas pero no puedo apartar la mirada de él - ¿de qué tienes miedo? Ahora deberías de empezar a tener miedo...Bienvenida al infierno.
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1 comentario:
ulee!
bien xulo!
kiero mas!!
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